martes, 24 de enero de 2012

Un sentimiento culpable y un anhelo.

Hola Lindura.

Ya estoy en los estados, otra vez, espero que sea, al fin, mi penúltimo salto del charco antes de culminar mi labor, en el avión he venido ultimando unas cositas porque me siento culpable de la muerte de Wilmar.




No porque yo le negara el agua o la atención sanitaria, de eso se encargaron los verdugos castristas, sino porque estuve repasando mis publicaciones y para mi vergüenza solo había una que reflejaba su huelga de hambre.





He pensado algo para que esto no vuelva a ocurrir, si alguien mas es asesinado por el castrismo, como el ultimo recluso que trató de escapar del penal, o el que morirá en el hospital por haberse quemado a lo bonzo porque no se respetaban sus derechos; al menos yo debo conseguir que la gente lo sepa y que los medios se hagan eco de estos atropellos, porque si mediante la presión mediática podemos conseguir salvar una vida, que así sea.

Poco a poco voy quemando las etapas que me quedan para ultimar mi trabajo, no renuncio a mi sueño por la sencilla razón de que, como tu ya sabes, yo me especializo en imposibles y siendo lo nuestro es un asunto de similar calado, pues simplemente continuo adelante, inasequible al desaliento, incluso los días en que solo se ve oscuridad, yo sigo adelante porque intuyo la luz.

Huelo ya el aroma de tus cabellos, saboreo la dulzura de tus besos, me arrebato ante el tacto de tus caricias y me derrito ante tu sonrisa, aunque estemos lejos, yo hoy, como siempre, te anhelo...

Desde un lugar bien remoto, no muy lejano a ninguna parte,
se despide con un sentido beso, por tu amor siempre nacido,
este hombre que no puede ni quiere, dejar nunca de amarte.
P..T..





Y un puente muy conocido vengo despacio a atravesar,
es muy famoso pero yo hasta ahora no lo había pisado,
al cruzar despacio la bruma no podía dejar de suspirar,
mientras en el río navegable veía naves de poco calado.

Llegué a una torre donde antaño cabezas hacían rodar,
pase por ignotos lares que un tal Jack había manchado
en una vieja y transitada plaza acabé al fin de pasear,
sentándome a mirar esta fauna que me tenía rodeado.

Mas de nada me valió la larga caminata en ese tu día,
porque hoy la gran tristeza me tiene ganada la batalla,
no puedo dejar de imaginar las sorpresas que te daría.

Ni los mil modos y formas en que ardiente te besaría,
si hubiera terminado ya con toda esta cruel morralla,
para estar a tu lado y demostrarte cuan rico te amaría.

P..T..







De nuevo ese frío golpea sin piedad mi rostro al aterrizar,
pero esta circunstancia de ningún modo me puede alterar,
la lluvia fina me empapa mientras el transporte yo espero,
no es capaz de borrar esa sonrisa que le luzco al aguacero.

Porque de un detalle me he venido en el vuelo a acordar,
algo que hace que mi alma no pare ansiosa de revolotear,
ya que de cierto ilusiona mi atribulada mente por entero,
acabaré mi labor en breve tiempo o al menos eso espero.

Y al estar ya en el mismo país se hace mas difícil contener,
mi desesperada ansia por recorrer ese mapa de tu tersa piel,
pero mas fuerte vengo yo a intuir que va pronto a acontecer.

Pues del sur me llega un viento que me hace estremecer,
con un aroma que se me antoja más dulce que pura miel,
el de tus besos que lanzaste desde tu ventana al aire ayer.

P..T..

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