sábado, 28 de enero de 2012

Me encanta ese sueño.


Hola Lindura.

Estoy en un estado cuyo nombre jamás he podido pronunciar con corrección, la verdad es que el acento es muy peculiar, ellos mismo dicen que es el lugar de la nación donde mejor se habla, yo les digo que no importa el lugar sino la persona, por supuesto algunos hablan el doble de deprisa de lo que acostumbran, para tratar de que no les entienda, pero sabes lo único que consiguen... equivocarse...









Veremos lo deprisa que me contestan luego a mis cuestiones, creo que hoy estoy inspirado para ponerles en una situación que no olvidarán, no es porque quiera vengarme de ellos, sino para recordarnos a todos que la humildad nunca está demás, eso es algo que yo a veces olvido y no debería, en realidad no tengo de que vanagloriarme, soy demasiado normal, ni soy más que nadie pero me gusta pensar que tampoco menos.

Ya ha amanecido otro día y lo he tachado en mi calendario, un día menos para verte, estoy muy contento, sabes porque, he visto barquitos, si puedo, enredaré a la tarde para ver si consigo subir a bordo en alguno, aunque temo que ya será de noche, veremos lo que se puede hacer.

Supongo que esta noche soñaré contigo en el puente, creo que la circunstancia de que se haya vuelto recurrente no es casualidad, cada vez es un poco distinto, como si hubiera pasado algo de tiempo desde el anterior, yo no creo que se pueda soñar la vida futura, pero seguro que a los expertos en estas lides oníricas se les ocurriría una sencilla explicación, yo no se la busco, simplemente lo disfruto, porque sabes mi vida, me encanta ese sueño.


Desde un lugar bien remoto, no muy lejano a ninguna parte,
se despide con un sentido beso, por tu amor siempre nacido,
este hombre que no puede ni quiere, dejar nunca de amarte.
P..T..




El olor a salitre me inunda de pronto con esplendor,
haciéndome respirar profundo con acelerado rubor,
mucho de menos este aroma lo he venido yo a echar,
pero menos que el tuyo pues no se puede comparar.

Porque si tu efluvio llegara a mi perlado de frescor,
enredado en tu cabello al viento con mucho candor,
mientras desde el puente te puedo divina contemplar,
al tiempo que el barco comienza ya presto a navegar.

Solo un gran milagro del cielo podría conseguir,
que no soltara todos los mandos y el fiel timón,
en medio de esta maniobra que nos haría partir.

Para acudir raudo a tus brazos y tratar de conseguir,
eso que continuo anhelando con muy honda pasión,
un fogoso beso de tu boca que ya me viene a derretir.

P..T..




No hay comentarios:

Publicar un comentario