Hola Lindura:
hoy te he añorado más
aún de lo habitual, me tuve que refugiar en el humor, en el trabajo
y en mis libros para poder sobrellevar el día, porque con el
bombardeo constante que se produce en todas partes el día de los
enamorados, es inevitable que desee estar a tu lado, simplemente
porque creo que es donde debería estar.
Otra nueva ciudad, otro
nuevo horario y otro nuevo acento me recuerdan que ya queda un día
menos para estar a tu lado, me he quedado mirando el escaparate de
una floristería, no porque tratara de elegir un ramo, pues tengo
bien claro de largo el que te voy a enviar, sino porque el aroma que
desprendían las flores era evidente incluso tras el cristal.
Eso me ha llevado a
meditar sobre lo ansioso que estoy por compartir mi vida contigo,
despertando en la mañana empapado con tu aroma, paseado por un
jardín en el que las flores no puedan opacar tu rastro y recibiendo
extasiado el más puro olor de la misma y anhelada fuente, de tu
cuerpo, así me acostaré hoy, imaginado que estoy enhebrado a ti...
Desde un lugar bien
remoto, no muy lejano a ninguna parte,
se despide con un sentido
beso, por tu amor siempre nacido,
este hombre que no puede
ni quiere, dejar nunca de amarte.
P..T..
En esta noche oscura de
flechas y mala puntería,
solo estar a tu lado es
lo que más cierto desearía,
para poder cubrirte de
besos sin llegar yo a temer,
que así como por ensalmo
tu pudieras desaparecer.
Porque no se si la pasión
a algún tálamo nos llevaría,
o a cualquier rincón
oscuro ardiendo nos conduciría,
adonde nuestro deseo tan
candente no dejara de crecer,
hasta que no pudiéramos
evitar la explosión de placer.
Aun cuando la sed de
nuestro cuerpo se hubiera saciado,
si es que fuera posible
que de ti así me pudiera yo saciar,
en algún instante de ese
regusto tan dulce y acaramelado.
No albergo duda alguna de
que en momento tan deseado,
la posición en que más
me gustaría poderme así recrear,
es junto a tus linduras
aún por completo bien enhebrado.
P..T..
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